miércoles, agosto 09, 2006

LA SIRENITA

Mi mamá, que ya no vive, nació en Ucrania en enero de 1945, unos meses antes del fin de la Segunda Guerra.
Nació trilliza y sietemesina en un campamento de partisanos que se encargaban sobre todo de sobrevivir del horror nazi y como hobby volaban trenes alemanes con municiones y mataban a ucranianos batidores y colaboracionistas.
Los otros bebés hermanitos de mi vieja murieron porque les ganó la debilidad en un invierno crudo y las condiciones sanitarias del campamento que no los ayudaron.
Cuando terminó la guerra, mis abuelos y mi mamá más otros parientes combatientes deambularon un año y medio por Italia y Suiza.
Vivían del tráfico de relojes y otras cosas que mi abuelo podía hacer y de un subsidio de la Cruz Roja.

Tiempo después quisieron entrar a Palestina en momentos en que el territorio estaba en manos de los ingleses.
No pudieron y estuvieron detenidos varios meses en un campo de detenidos que los amables británicos habían instalado en Chipre para impedir que los judíos pudieran entrar a lo que en 1948 sería el Estado de Israel.
Los mandaron de vuelta a Europa y de ahí barco a la Argentina. Perdón, a Brasil ya que como estaba Perón en el Gobierno les era imposible entrar al país al revés que a los nazis.
En Brasil los esperó un hermano de mi abuela y todos viajaron a Salto, Uruguay.
Una noche, de forma clandestina, entraron a la Argentina en una cacciola o algo así y viajaron a Buenos Aires.

Allí se instalaron en Parque Chacabuco y ahí mi mamá descubrió que le tenía pánico a las sirenas de las ambulancias, bomberos y policías.
A lo único que no le temía era a la corneta del manisero que tradicionalmente adornaba con su ruido y su humito la avenida Asamblea y sus paralelas. Yo lo llegué a ver.
Cuando el ulular iba in crescendo mi mamá se escondía debajo de la mesa de la cocina tapándose los oídos y cerrando con toda los ojos.
La sensación le duró muchos años hasta que la exorcisó gracias a un psiquiatra que casualmente era el que les hacía los instrumentos a Les Luthiers o algo así.
El tipo le dijo que lo que ella sufría era un trauma prenatal transmitido por los nervios de su madre cuando se producían los bombardeos en la guerra. Los Stuka y los de la RAF, me dijeron, tenían como unas bocinas muy potentes.

Cuando mi mamá me contó esto, yo era un adolescente mutante y me puse a llorar. También lloré cuando me dijo que de chiquita tenía un conejo y salía con el bicho a jugar a la vereda en la calle Lautaro.
Hasta que un día el conejo se metió en esos agujeros circulares que hay en algunos cordones de las veredas que funcionan como desagües. Y ella lo vio irse para siempre.
Pero lo de la sirena es más fuerte aún porque el conejo es, de alguna manera a esa edad, reemplazable con otro conejo. En cambio la niñez no tiene devolución ni hay a quién reclamarle a pesar de pasar facturas los papis.
Yo le temo a la sirena. Es mi terror personal.
Es como que espero que no llegue nunca pero a la vez sé que no me es imposible oírla. Necesito estigmatizarla.
Yo puedo, todavía, optar.
En el norte, las sirenas se escuchan todo el día y en el Líbano vuelve a repetirse la historia de mi mamá y su angustia inconsciente con los aviones que bombardean allá.

Me interesa remarcar que la sirena siempre trae o recuerda la desgracia: llama a los marineros con su irresistible canto para hacerlos naufragar y devorárselos; anuncia en Plaza de Mayo la muerte de un año y el nacimiento de otro; o trae a la muerte envasada en cohetes y bombas. Acá suena en el Día del Holocausto y el Día de los Caídos en las guerras de Israel.

Y encima todavía hay boludos que le llaman sirenas a las balizas de los patrulleros, ambulancias, autobombas y lanchas de civil. Son los mismos que dicen calcamonías y a las Jessicas las renombran Yesícas.

Lo que vendrá (a un mes del comienzo)

Las malas noticias dominaron el día. Primero, el Gabinete ordenó la ampliación de las operaciones en el Líbano por los menos hasta el río Litani que está como a 30 kilómetros de la frontera.
La segunda es que no se sabe cuántos pero parece que puede haber varios soldados muertos y otros tantos muy mal heridos.
Digo que son malas nuevas porque entrar con todo al Líbano implica, para Israel, exponerse a la muerte cada vez más masiva de los soldados y a las artes de la guerrilla en un territorio en el que se mueve a piacere porque básicamente es su casa.
También es malo para los libaneses porque seguirán siendo castigados por simpatizar con Hezbollah, por criticarlo o simplemente por ser sus rehenes.

En la reunión del Gabinete de Seguridad uno de los ministros dijo: “Nos importan los niños libaneses. Pero a Hezbollah no le importa los nuestros. Tenemos que avanzar”. Con estos sofismas se convive a diario de un lado y otro.
Unos días atrás, el Ejército convocó a miles y miles de reservistas para precalentar en lo que hoy se confirmó como una autorización a penetrar profundo en el Líbano.
Y el olor a fango hace que todavía no se pueda respirar el futuro.

Nasrala o yo

Las agencias anunciaron un discurso de Nasrala y justo estaba cerca de la tele mientras estaba sosteniendo a mi hija recién bañada.
Prendí el aparato y justo estaba Nasrala hablando, diciendo que lo que él pregona es la unidad del Líbano, que estaría dispuesto a acceder a la llegada de tropas libanesas al sur de su país y que la propuesta de Estados Unidos y Francia para el cese del fuego es injusta.
Nasrala dijo que el Líbano no debe caer en la trampa de la “entidad sionista” de querer crear una guerra civil. “Si todas las partes ven que el despliegue del Ejército libanés en el sur ayuda a una salida y hace que cese la agresión, nosotros lo aceptamos pese a que tememos por la seguridad del ejército libanés “, dijo Nasrala.

Yo lo miraba, el tipo estaba tranquilísimo sentado con las banderas del Líbano y Hezbollah, le veía la increíble barba parecida a la de los judíos jasídicos, medio hechizado, cuando de repente mi hija en brazos hace dulces sonidos como de estar riéndose. Salgo de la hipnosis y la veo sonreírle dos, tres veces a ¡Nasrala! ¿Estaré haciendo algo mal?

Párrafos aparte

La República Bolivariana de Venezuela retiró a su agregado de negocios (algo así como su embajador) de Israel como medida de protesta por las acciones militares en el Líbano, la matanza de civiles y otras cosas.
Chávez, no sé, qué tipo raro. Todavía no lo entiendo. Y no es ironía sino que no sé a dónde puede llegar con su populismo. Si muere Castro, ¿ qué pasa con él? ¿Quién da más?

Quiero saludar a los visitantes del blog. Es medio raro porque el terreno de los comments es como otro campo y acá me siento incómodo para responderles. Gracias por leer el diario, les quiero decir.

Me voy despidiendo hasta el viernes digiriendo unos malfatis que hizo mi Marina que estuvieron al pelísimo.
Quería citar un texto final de... n2$)*/#& g-g--gol de Macabi Haifa contra el Liverpool! Gritan todos los vecinos la concha de la lora. Me van a despertar a la nena!!!!!

4 Comments:

At 12:46 a.m., Blogger Angel Mosquito said...

Ja! Lo de Nasrala y tu hija es formidable!
Bueno, pibe, me alegra seguir leyendo estas notas, pero deberías publicar todos los días.
Ah, ví que pasaste por mi blog. Si querés ver más cosas, de otros dibujantes, pasate por www.historietasreales.blogspot.com
abrazo!

 
At 11:22 a.m., Anonymous Anónimo said...

Leerte me ayuda a entender a veces y a confundirme otras!
Mas alla de no entender un pedo del objetivo de todo esto ni hasta donde vamos a llegar, desde lejos solo deseo que todo termine, que Alma vea pocos Nasrala en su vida y que vos tengas que chequear pocos candados.
Mando un super apoyo a esto que estas creando para todos los que miramos esta guerra por tv.
Sharon

 
At 1:17 p.m., Anonymous Anónimo said...

Querido, te tengo presente sobre todo ultimamente ya sigo con preocupación el conflicto. Me repugna que se apunte contra civiles inocentes y no se entiende en respuesta a que es esta matanza, a los atentados? a la captura de soldados ? Por favor cancer ya para Bush, Olmert y Nasaralla o como se llame. Abrazo. El gordo

 
At 9:14 a.m., Blogger Mariano Man said...

Gracias por los mensajes, Sharon y el Gordo.
La guerra es en respuesta a las necesidades criminales que todo ser humano guarda en su interior y al complejo de la propia existencia conflictiva.
Sin conflicto, no se puede vivir.
El ejemplo más claro es el clima de oficina.
Les mando abrazos,

Mariano

 

Publicar un comentario

<< Home