MI CIUDAD LAS CALLES DE MI CIUDAD

¿Cuál es el país que no saben si los van a atacar? ¿Irán?

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Mientras Irán fabrica la bomba atómica y en dos años y medio las facciones armadas de Hezbollah y Hamás aterrorizaron a los habitantes del sur y del norte, la ciudad blanca, Tel Aviv, la "capital", alcanzó su récord de población: 391.300 residentes.

Esta cantidad, que se obtiene sumando a los habitantes de los barrios porteños de Palermo y Caballito, no tocó su marca histórica porque sí.

En esta ciudad, la más globalizada y occidental de todas las del país, la de las casas Bauhaus y los kioscos abiertos toda la noche, es diferente la vida.

Como toda metrópolis, tiene pubs y comidas al paso abiertos toda la noche y para una ciudad que consume tanto haschisch como es posible, la alternativa de la alimentación de emergencia es una variable a tener en cuenta.

En Tel Aviv viven jóvenes que se la pasan de joda. Y está bien.
Solteros, tramposos, gays, rockeros, marchosos, emos, snobs, algunos rusos y unos pocos peligrosos sensatos.

Hay color y precios altos. Y es muy importante que sea una ciudad costera, un detalle que no pocos olvidan.

Las propiedades, una gran parte de ellas dan vergüenza, valen una fortuna y si tu abuelo te dejó un departamento porque en una época se copó e invirtió, estás casi salvado.

Los alquileres por cuevas y ratoneras son espeluznantes pero suben cada año y seguirán subiendo en la medida que la gente -yo- paguen esos valores.

Volviendo a la composición social, según un estudio del Centro Municipal de Estudios Económicos y Sociales, en 2006 el 41% de los hombres eran solteros y el 35% de las mujeres tampoco estaban casadas.
El 21,4% de las familias con chicos son uniparentales, casi el doble del promedio general del país.

El promedio de ingresos por hogar en 2007 era de 15.000 shékels (3.870 dólares) pero el 46% de los residentes de Tel Aviv son propietarios de viviendas.

Los trenes, en 2007 transportaron desde y hacia Tel Aviv a unos 22 millones de personas. Impresionante. Y un dato más: el promedio de edad del residente es de entre 35 y 44 años. Es decir, viejitos piolas.

No tengo mucho que agregar acerca de por qué la gente quiere venir a vivir a Tel Aviv. Cuando yo emigré con mi mujer, viniendo de Buenos Aires, nos dimos cuenta que la ciudad nos ofrecía casi todo lo que dejábamos atrás. Descontando los afectos, el asado, el fútbol y las dimensiones.

Yo, que soy un perejil que vive en Israel desde 2003 y en Tel Aviv desde un mes después de haber arribado, soy un ejemplo concreto. Tengo todo lo que quiero a mano.

Uno siempre fantasea con la vida más suburbana, con el aire puro, las vaquitas, el cerrito y una camioneta para moverse con la familia. Pero es tan difícil dejar esta hermosa ciudad. Y mucho menos por la amenaza de los cohetes.

Mucha gente del sur y del norte viene a quedarse a Tel Aviv. El miedo a la vulnerabilidad, las faltas de oportunidades en localidades más chicas o la incapacidad de comprar un paquete de cigarillos a las 23.00 son algunos de los factores más relevantes.
Ni hablar de la concentración de cultura de la ciudad, que es sin duda abrumadora para bien.

En fin, Tel Aviv está sumando gente cada día. Mientras, las facciones , que saben de fenómenos migracionales, están apuntando hacia aquí. Quieren un golpe duro.

La ciudad, con uno de los mayores índices de atentados terroristas, vive hoy su momento. Y se prepara para cualquier eventualidad dramática.

Si cae un petardo salado en Tel Aviv, por todo lo que representa para el israelí moderno, habrá que empezar a estudiar el Coran de memoria. Por ahora, hay que vivir la vida, identificar el momento e invertir en otro lado.

Está linda Tel Aviv pero se pone espesa.

The afternoon, it's one maybe two
Sipping away my last goldstar, not so much to do
Dream away the sunny day until it's time to leave
I'll just watch you pass on by
When I'm on my own in Tel Aviv

With the blocks to one side
The beach on the other
And the trees and the leaves
On my own in Tel Aviv
And the trees and the leaves
On my own in Tel Aviv

Duran Duran