jueves, diciembre 28, 2006

EL AÑO YA VALE MENOS QUE HACE UNA SEMANA CUANDO NO ERA AÑO

Acá abajo, en los comments, Ezequiel Soyetico me pide que desarrollo el concepto de la palabra grave en la oración: “Sobre la noción de salir del gueto, esto es bienvenido pero tiene la cara de la asimilación que es grave por lo menos desde lo cultural”.

Lo que quiero decir con este párrafo, al que creo le falta una coma después asimilación, es que en mi sentir el hecho de la asimilación es más grave desde lo cultural que desde lo religioso.
Mi impresión es que perder la tradición y la cultura judaica es mucho más peligroso que no ir a la siangoga o que ir a rezar algo con lo que uno no está de acuerdo o no entiende.

Creo que un ser judíopuede considerarse como un tipo que forma parte de una cultura milenaria y asombrosa. Si se toma al judaísmo desde ese lugar, creo que la sensación de pertenencia a un grupo de tan antiguo linaje debe resultarle a uno más que interesante.

Punto.

Tengo el agrado de comunicar que Olivia Cuño y Vera Arcomano nacieron el 12 del 12, ambas en Buenos Aires, de padres amigos míos pero desconocidos entre sí.
Dada la casualidad de haber nacido el mismo día que mi hija Alma, acordé por separado que si en algún momento coincidimos en Buenos Aires para esa fecha festejar juntos Cuño y yo y/o Arcomano y yo.
Sin embargo, mi plan secreto es generar una fiesta tripartita a la que cada uno podría convocar no menos de 40-50 personas cada uno de entre 25 y 45 años.
Es decir todo un grupo de representantes de una generación insatisfecha en la que seguró habrá gente invitada por ellos que yo conozco y viceversa.
De ese encuentro de entre 150-200 personas habría que sacar algo positivo: o plata o proyecto.
Si es la primera, fenómeno. Acaso si es la otra, quizas pudiera quedar conformada una red.

Yo conozco a los padres de Olivia y a los de Vera. Al padre de Oli, desde los cuatro años y al de Verita desde los 25. Ambos tipos son bonachones y bondadosos. Buenos y responsables en lo suyo y por sobre todo inteligentes.
Si bien no son mis amigos de primera línea, que están al tanto de mi cotidianeidad, son dos compadres por hora. Con ellos haría proyecto.
Pero ellos no lo saben. Alguna vez me lo escucharon decir; eso de "hagamos algo juntos", un cómic, una revista, una agencia de noticias, un trivia de rock nacional.

Tendríamos, además de a mí como nexo, la casualidad de los cumpleaños de las nenas. A su vez, las pibas podrían formar un clubcete "12 de diciembre".
Y que ese club pudiera a su vez convocar a otras nenitas nacidas entre 2004 y 2008 en la misma fecha para generar una nueva red.

Todavía tengo la impresión, mientras me cago de frío, que se pueden generar situaciones profesionales agradables con conocidos y amigos. El tema es quién pone la guita para la diversión.

Llegó pronto el 31. Los recuerdos de los festejos en Buenos Aires son cada vez más difusos y me resulta más claro recordar fines de año de la infancia, con inocencia y petardos, que cenas de los últimos 15 años donde no siempre la pasé tan bien como con mi primos de los cuales, hoy, uno es un prestamista de cheques al que no veo ni me interesa ver desde hace por lo menos una década; otro es metalero (vende metales, no es heavy) y hablé hace poco porque se le murió el viejo pero tenemos cero compatibilidad; y el último está ezquizofrénico desde aquellos días locos de Madchester.

Recuerdo nocheviejas en la calle Doblas tirando cañitas en el Parque Rivadavia aka Plaza Lezica y soltando rollos de papel higiénico desde el cuarto piso. Baldazos, la calle cortada, música y comida de primera.

Me acuerdo también de Plaza Serrano y esa reunión multitudinaria encontrando conocidos.

Me acuerdo también que hoy es cuatro de enero y cumple Guido. Y si no publico pronto, todo esto se va al tacho.

Feliz año, sin guerras, bombas ni desaparecidos

lunes, diciembre 18, 2006

GUERRA DE ALMOHADAS

Israel se encuentra en una encrucijada total.
Acaba de no ganar una guerra y ya se le viene otra "conflagración" encima, sólo que esta vez no se trata inmediatamente de misiles sino de una puesta contra la pared por parte de Siria.
Es que Damasco, de donde son los Yoma, mandó señales claras a través de la prensa de su intención de negociar la paz con Israel a cambio de la devolución legítima de las Alturas del Golán, aquella zona ocupada por Israel tras la Guerra de los Seis Días en 1967.

Sin rodeos, el territorio es de Siria y si hay intenciones de tratar una paz absoluta -diplomáticos aquí y allá, fronteras abiertas, seguridad garantizada- Israel deberá devolver palmo a palmo de lo que capturó hace casi 30 años.
Sin embargo, esto no es tan fácil como salir de la Franja de Gaza, donde a las piñas palestinos y colonos vivían horribles día a días.
Allá, en el norte, no hay nadie más que israelíes. Como en las Malvinas no hay más que anglo-kelpers.
Va a haber que levantar ciudad y pueblos, resignar la industria vitivinícola, parte del agua y verdes laderas en pos de una avanzada hacia la paz.
Todo esto suena díficil, la pérdida desgarra pero el objetivo parece ser noble.
Pero no se pueden confundir los tantos: nada parece garantizar que Siria vaya a dejar de patrocinar el terrorismo regional ni que vaya a reducir relaciones con Irán.
No parece que hubiera alguna intención de los sirios de frenar el contrabando de armas a Irak y el Líbano, país que ayudaron entre otros -Israel incluido- a desestabilizar y colocar al borde de la guerra civil con golpe de estado chiíta incluido.

Pero Siria va. El presidente Asad le dice a La Reppublica que Israel debe acercarse a negociar la paz y que si esto es un bluff, no tendrá nada que perder.
Acá, el Gobierno de inoperantes sigue ignorando los mensajes y desestimando el discurso sirio. Tal como ocurriera con Sadat antes de la Guerra de Iom Kipur en 1973.
Encima, Wahsington sigue despotricando contra Damasco, excluyéndolo de cualquier negociación por ser un tercio del Eje del Mal.
No es que de golpe los sirios amen la paz con Israel. No, pero son inteligentes y pueden leer lo que pasa en la región con un Irak en llamas, un Iran atomizando, un Líbano fragmentado, los palestinos auto-cascándose e Israel olfateando al viento.
Si ellos consiguen la paz con Jerusalén, pasan de malos a buenos tras firmar. Y recuperan lo suyo a nivel territorial.
Si Israel se niega, vuelve a perder. Es para pensar bien qué hacer, ¿no?

En lo personal, estoy muy impresionado por haber cumplido uno año como papá.
Supongo que la felicidad en términos concretos es algo de esto pero todo me resulta tan abstracto que la tentación de la cursilería es la manzana de Adán.
Se cumple también un año de haber sufrido parálisis facial.
Esta enfermedad del demonio es de las peores cosas que padecí, con media cara paralizada y un dolor en la nuca que a vecer reincide haciéndome recordad cuán débil es uno ante un virus o el estrés.

Se cumple también un nuevo año en el que el tiempo fuera de Buenos Aires le vuelve a ganar por goleada a los recuerdos de sensaciones físicas y emocionales que uno tenía de allá.
Entre los argentinos, acostumbrados siempre a coyunturas mutantes y a la adaptación a medios hostiles, se plantean debates banales acerca de si hace más frío en el invierno local o si hacía más fresco en Buenos Aires.
Yo ya no me acuerdo bien del invierno de allá. Pero el de acá se vino duro y la gente se enferma mucho. Todos se contagian de todos como si fuera una orgía del moco.
En el aprendizaje de la paternidad aprendí que los nenes son los que se pegan las pestes por andar cerca del suelo, con esa perspectiva del gigantismo, y después, gratis, las diseminan a sus seres queridos como queriendo empezar a pasar factura por la arbitraria decisión de sus padres de traerlos a este mundo de hijos de puta.

Hablando de hijoputas, mis maldiciones al plantel y ex cuerpo técnico de Boca Juniors por la linda sopresa que nos dieron a los hinchas en este diciembre fatal. Si hasta se había muerto Pinochet para sumar alegrías.

Me voy a dormir con el sabor dulce de una porción de chocotorta que Marina hizo para el cumple de Alma. Sí, con chocolinas y dulce de leche. El Mendicrim no está, pero la vileza del queso blanco es fácilmente reemplazable incluso por el regurgitar de una criatura.

domingo, diciembre 17, 2006

TIME WAITS FOR NO ONE

Gracias a los que se preocuparon. Estoy volviendo a sentarme a escribir fuera del trabajo.

Nada grave pasó más que la rutina misma, que, bueno, en definitiva es grave pero uno se hace el otario superponiendo importancias triviales a otras urgentes como son el placer, el cuidado del cuerpo y de las relaciones.
Esto se traduce a que me encapsulé mucho en mi grupito familiar, en especial en el mes previo al primer cumpleaños de Alma.
La situación de estar lejos de los amigos y la familia hace en mi caso particular que en el "exilio" reduzca la presencia ajena.
No quiero nuevos amigos a esta edad ni relaciones que no cumplan los mínimos requisitos.
Soy un adulto exigente. Quisiera pretender muchas más cosas del lugar en el que vivo, por ejemplo, o del destino pero son entes tan poderosos que no se van a detener a prestarme atención.
Es verdad que yo tampoco levanto mucho la voz.

En este año que pasó, pasó de todo y sigue pasando y pasará en breve.
La clave hoy pasa por saber qué va a ocurrir con Siria y sus intenciones de hacer la paz con Israel.
Esto merece un análisis que voy a intentar desarrollar luego de una extensa charla con un analista.
Ah, mientras lo escribo afuera quiero recordarme que mañana lunes a la tarde entrevistaré a Daniel Burman que está de visita en Tel Aviv.
Vuelvo, lo prometo.

Gracias a los que se preocuparon. Estoy volviendo a sentarme a escribir fuera del trabajo. Aunque me lean dos. Ja.