sábado, septiembre 30, 2006

LA NUEZ DE ADAN

Me tomé de forma involuntaria unos días de “descanso” de toda actividad que no fuera el trabajo, la niña, la pareja, mi aseo y el dormir.
Por la fuerza no fuimos a ensayar porque el día de repaso musical cayó en año nuevo –si, el año acá empieza en septiembre u octubre- y al bombo una actividad.
Otra acción, el escribir aquí, quedó cómodamente relegada hasta que pudiera volver a concentrarme en el placer de hacerlo y de encima tratar de subir algo digno.
No es que estos días me los pasé en la playa con un Campari y dos borreguitas o viendo qué saco me combina con tal o cual polera.
Estuve desconectado de ciertos placeres a los que reemplacé por pasar más tiempo con Alma, con quien hemos construido una relación absoluta.
Es llegar a mi casa y encontrarme con su enorme sonrisa desdentada. Me parte.

Sin embargo, hay dos cosas extras que hice esta última semana, en un sólo día.
La primera es una excursión a un lugar cerca de Jerusalén llamado Sataf y que físicamente es algo parecido a las sierras de San Luis, Argentina.
Los vecinos de planta baja a la calle, israelíes hasta el tuétano, nos invitaron a pasar el día como exploradores y yo fui a regañadientes; sacrificándome por Marina y Alma.
Arrancamos a las 11 de la mañana del sábado, subimos al auto y marchamos hacia la excursión, yo mascullando en secreto aunque disfrutando de un viaje en ruta corto.
Amós adelante conduciendo, yo de copiloto, Marina con Alma atrás junto a Diklá y su hijito Uri en la sillita de pibe.
Lindo día, no tan caluroso y con cierto vientito agradable. Uno de esos días en los que uno fantasea con la posibilidad de vivir en un lugar -¿el paraíso?- con ese clima estable y esperando la noche fresca para salir con un saquito o una campera de media estación. ¿Quién no lo dijo en voz alta alguna vez?
Yo, a las 11.35, ya me estaba cagando de hambre y estábamos en pleno viaje cuando mi compañera sacó de la galera un sandwichito de queso de máquina con cottage.
Algunos dirán ¡puáj!, queso con celulitis, queso con queso comida de queso o que mucho queso combinado estriñe. Bueno, a mí me vino al pelo para la languidez de media mañana.

Subimos un cerro, llegamos a un plateau con estacionamiento y nos dispusimos a seguir el recorrido señalizado con azul.
Yo cargando un “mochilón de la muerte”, el resto con las criaturas y alguna bolsita.
Caminamos, resbalamos, puteamos, sonreímos y vimos iguanitas, vaquitas de San Antonio cogiendo, un zorro muerto y pájaros mil.
A todo esto, me di cuenta que estábamos bajando y subiendo terrazas del año del pedo, de tiempos bíblicos. Muy loco, piedras y estanques de cuatro mil años.
Una agricultura antigua le da el paisaje al lugar enclavado en el corazón de las colinas de Jerusalén. ¿Qué tal? Me salió de agencia de turismo.
Vimos y comimos/comieron sabras (frutos de cactus), higos, regaliz y “nueces del rey”.
Lo de las nueces fue así.
Paramos al costado de un estanque natural encausado en piedra. Tiramos lonas y sacamos comida.

En eso, llega un contingente de excitados y señala sobre nuestras cabezas un inmenso nogal.
No pasan dos segundos que uno de los hooligans se trepa al árbol, lo sacude con toda y se produce una lluvia de nueces maduras que casi nos podría haber dejado inconsciente.
Sugestionado por la presión popular, accedí a comer alguna nuez convirtiéndose esta en la primera en mi vida que me mando entera.
Siempre repelí a la nuez. La siento como madera viva que al masticarla aúlla contra el paladar provocando el amargor de la zona con su muerte cruel bajo la dentadura.
En ese momento valoré la performance del salvaje que se trepó porque de alguna manera, al hacer el trabajo sucio y casi servirnos las nueces, hizo una marca indeleble en mi vida con el consumo de esa nuez. Igualmente, es improbable que vuelva a comer así las nueces.

En flashback, recuerdo que en el medio de la caminata, Amós me preguntó quién era Carlos Menem.
Me agarré el izquierdo, hice cuernitos, toque una ramita y le expliqué quien era y lo que su nombre pronunciado en voz alta producía. Mala suerte. Se rió.
Volviendo al escenario del nogal, Amós y Diklá comenzaron a cortar los ingredientes básicos para la preparación de la shakshuka (como un colchón de tomates con morrón, cebollas, ajo y huevos semifritos).
Y surgió un problema: habían traído una garrafita y una hornallita que, con inyecciones de bencina convierte a esta en gas y se puede prender un fuego muy bueno. Lo que pasó es que se rompió la jeringa.
Carlos Menem, recordé. Se lo dije a Amós. Sonrió de compromiso.
Había quedado el tomate, el morrón, el ajo y la cebolla cortados, como para una ensalada criolla sin vinagre ni aceite. Y media docena de huevos crudos.
Entonces, decidí “hacerme cargo” de la situación y le pedí la garrafita y la hornallita.
Agité, agité y agité hasta que de orto la bencina pasó a estado gaseoso y permitió prender el fuego y completar la shakshuka.
Quedé como un héroe. Era lo que buscaba en una tarde en la que fui repudiado –con razón- por ser demasiado urbano.

Seguimos allí un rato más y cuando se cumplieron seis horas de paseo emprendimos la vuelta a Tel Aviv.
En el camino, con las crías durmiendo y las mujeres babeando pasamos por lo de los padres de él para dejar a Uri porque a la noche se iban a una fiesta reggae y sus implicaciones.
Nosotros, encima, estábamos invitados a un cumpleaños en Ramat Gan.

El que no baila es un aburrido

Yo tenía pensado pasar por la fiesta un par de horas porque estaba realmente cansado pero ni bien entramos a casa sonó el teléfono. Era el cumpleañero.
El tipo me pide que pase la música de la fiesta, algo que me había pedido en la semana y que había quedado en nada.
Le digo que ok, que está bien. Me pasa a buscar y llevo un equipo de audio Sony con dos parlantes para comenzar con el festival del mp3.
No es que yo sea Disc Jockey ni DJ. Lo que ocurre es que tengo muchos mp3 de diferentes estilos con una carencia particular de ritmos latinos y “música jodona”.
Sin embargo, así y todo, ya pasé música en un cumpleaños anterior del mismo tipo, en una fiesta de disfraces correspondiente a la fiesta de Purim (circa Persia) y en un mini-festival que hicimos con Mamashkanta en una terraza.

No sé si soy bueno pero creo que soy el único que asume la tediosa tarea de poner un tema tras otro con cierta coherencia hasta que pierdo la paciencia y entro a quemar hits.
Y pierdo la paciencia cuando la gente no baila al escuchar, por ejemplo, Bee Gees, Funkytown, New Order, Smiths, los redondos, los Stones, los Decadentes, los 80’s...
Si con todo eso no moví a nadie, acá ocurre algo raro.
O después de Bigmouth strikes again pegué Los viejos vinagres o a la gente no le interesa moverse y sí charlar.
No es la primera que esto pasa y el público de casi todos los eventos nombrados es muy similar.

En síntesis, nadie baila a menos que el piso esté electrificado tal como ocurría con los patos danzarines de los circos a los que entrenaban sobre chapas candentes al ritmo de determinada melodía.
Los bichos no podían pisar por más de medio segundo porque se quemaban y cuando salían a función y escuchaban la canción comenzaban a mover las patas como si estuvieran bailando.
En un momento resigné la tarea permitiendo que pongan salsa, materia de la que no entiendo nada.
Tuve la falsa sensación de que la gente saldría a bailar y de que presenciaría la derrota del rock ante un género para mí menor. Es decir, mi derrota.
No fue así. Cuatro personas bailaron dos temas y listo.
Volví a la computadora y seguí tirando.
Agotado con justificativos, recién sentí feedback de la pista como a las 2 de la mañana y allí seis personas nos bailamos todo. Algo es algo.

Esto ocurrió exactamente hace una semana. Una de esas en las que no ocurrió mucho pero en la que comenzó el año nuevo 5767.
En dos días más es Iom Kipur, el día del perdón.
A su tiempo describiré cómo es la jornada de recogimiento más importante para el judaísmo en una urbe laica, secular y no observante como Tel Aviv.
Pero antes, en un par de días, intentaré comentar un interesante documental sobre las últimas horas de Walter Benjamín en un pueblo de los Pirineos, un lugar que imagino como Sataf, con frutos a punto y parecido a las sierras de San Luis.

viernes, septiembre 29, 2006

YA VUELVO

Salí a comer.
Vuelvo el sábado 30/9.
No se pierda.

Mariano

lunes, septiembre 18, 2006

A MI ME PASA LO MISMO QUE A USTED

Yo no creo en muchas cosas pero sobre todo creo en algo y ese algo es que no creo en usted.
Y usted podrá acusarme de resentido o de fronterizo y tendrá tal vez sus justificaciones o no. No importa, no se gaste porque no le creeré.
Con ese criterio como base yo le recomiendo que no me crea porque yo soy como usted, soy humano.
Eso implica que como usted tengo mi visión y mis argumentos para defender alguna posición en una discusión, generando estratagemas para vencer en una disputa más no sea a veces por capricho u orgullo.
En ese sentido creo que el creer inocentemente en el discurso del otro es peligroso y contraproducente para con la propia supervivencia.
Simplificado quiero decir que lo que digo hoy puedo sostenerlo cuanto quiera o cuanto pueda y estoy seguro que a usted le pasa lo mismo. O mejor dicho me va a decir que no, lo va a negar; avalando así lo que yo digo.

Hay ciertos dogmas con los que fuimos criados que rigen nuestra moral y que tienen que ver con el comportamiento social con el prójimo.
Pero hay tipos que no se ajustan a eso o bien porque la bajada ética no es la misma que en su cultura, porque deciden rebelarse al “orden establecido” o por alguna otra razón.
No justifico ciertas conductas extremas. Nunca lo haré en el caso de asesinatos, violaciones, corrupción de menores u otros desórdenes que lastiman el alma y el cuerpo ajenos. Usted tampoco. O sí. No le creo.
Pero creo que los humanos nos empeñamos, en un código común, en fustigar comportamientos negativos que realmente utilizamos a diario en beneficio propio como herramientas de interacción con el otro.

Yo no soy cínico pero a veces miento por conveniencia propia y no tanto en favor del otro aunque en ciertas oportunidades falseo a la verdad justificándome a mí mismo como en el caso de las mentiras piadosas. Y a usted le vi hacer lo mismo.
Esto, pienso, no es más que un ejercicio alimenticio del ego y creo su ego compite con el mío y con el de aquel en una guerra mundial de egoísmo.
Sé de forma eficaz cuando usted me está engañando o cuando alguno está utilizando un recurso discursivo con el que desnuda, desde lo que dice, lo que realmente quiere decir. Solamente que me hago el boludo para no hacerlo quedar mal.
En definitiva, le miento por piedad.
Si usted me quiere vender gato por liebre es probable que yo no le compre nada porque no gasto dotes en adquirir segunda mano de algo procesado por usted.

Increíble pero real

Y hablando de vender pescado podrido, quiero analizar y hacerle ver a usted algo que, si es que no lo vio ya, a mí me pareció, créame, revelador.
En los últimos tiempos de mi vida en Buenos Aires había comenzado a mitificarse el programa de TV Los Simuladores, una idea de Damián Szifrón.
Como yo a usted no le creo, me encargué de castigar con dureza aquello que usted pontificaba. A veces por deporte, en otros casos porque sí.

Un día, ya acá en Tel Aviv, me puse a pensar en nada y en el medio de la nada me apareció uno de los dos capítulos -por suerte fueron sólo un par- que vi de Los Simuladores.
Era uno en el que los cuatro simuladores armaban una fiesta onda seventies para que la familia mersa de la novia (creo que era de la novia y no del novio) no quedara tan mal ante sus consuegros porque el padre tenía un Torino hecho mierda y ropa del año del pedo.
La cuestión es que pensando analicé el rol de cada uno de los simuladores:
a) Un piola inteligente, dandy y de buena labia (D’elía).
b) Un fachero seductor, canchero y eficaz en la conquista (Seefeld).
c) Un simpático loco, inteligente pero a veces desbordado (Peretti).
d) Un gruñón técnico, semiforzudo, con manejo de la tecnología y los fierros (Fiore).

Inmediatamente se me vino a la cabeza el espectacular y descarado paralelismo:
a) Un tipo entrador, con personalidad, estrategia y sibaritismo (John “Hannibal” Smith).
b) Un carilindo movedizo, parlador e irresistible (“Fast” Templeton).
c) Un loco de remate, brillante a la hora de la acción y border (Murdock).
d) Un ermitaño musculoso, negro, fóbico y ducho para tareas pesadas y de ensamble (B.A. “Mario” Barakus).

Si usted me dice que Los Simuladores no es Brigada A, no le creo. Y si me agrega que esto ya lo pensó alguien y lo difundió, podría quizás creerle porque es muy factible. No puede haber tantos ingenuos.
Usted me dirá que los Magníficos eran veteranos de Vietnam y que estos argentinos no. Bueno, lo único que faltaba es que nos quisieran empaquetar como que eran ex combatientes de Malvinas o de la Guerra de la Triple Alianza.
Las estrategias y las formas de pago, por supuesto, eran muy similares en ambos ciclos y el hecho de que no muriera nadie en Brigada A quizás se replicó también en Simuladores. No lo sé porque sólo vi dos capítulos, le dije.
En los dos programas, los casos guardaban, notoriamente o en el fondo, la justicia de estar resolviendo una situación humana, una causa justa.

Ahora, si Szifrón viene y me dice que los Simuladores son tipos que quieres simular que no se parecen a los de Brigada A pero no lo logran, yo le doy la derecha y me retiro del juego.
Sería como algún capítulo inexistente del Chavo en el que en una fiesta de disfraces aparece vestido de Chapulín. O viceversa.

A todo esto, ¿ve que no hay que creer en nada?
Viene Szifrón y Telefé y nos quieren hacer creer que inventaron la pólvora...
Pero la pólvora ya está inventada y yo no la gasto en chimangos, en usted.
Y usted, si no lo hace, debería hacer lo mismo.

jueves, septiembre 14, 2006

ES SOLO UN ROCK AND ROLL DEL PAIS

Uy, qué cansado estoy.
Entre una ola asesina de calor y humedad y el bajón químico post-guerra, esta semana me sentí cargando un yunque en la espalda y otro en la cabeza.
Dolores de cabeza de varias horas, transpiración permanente y un agotamiento con el que tuve que lidiar en el trabajo y en casa.
En el único lugar en donde realmente me sentí enérgico fue en el escenario el viernes a la noche, hace casi siete días.

El 8/9 tocamos con Mamashkanta en un nuevo lugar en el sur de Tel Aviv que se llama Sublime y estuvo potente.
Fue la primera vez que subimos a un escenario profesional, de esos que tiene forma de escenario y que todo -sonido, instrumentos y músicos- tiene su lugar garantizado.
Hicimos un set corto, de 45 minutos, pero muy efectivo. Con algunos covers.
Sin embargo, más allá de la performance, quería hacer una breve descripción de lo que es tener un grupo de rock en español en un lugar donde el idioma es tan diferente que no tiene conexión alguna lo que yo canto con lo que el tipo escucha.
Es decir, el israelí medio, con horas de telenovela encima, no me entendería nunca y es por eso que nuestros seguidores son mayoritariamente de habla hispana, especialmente latinoamericanos, particularmente argentinos.

A nadie parece importarle lo que dicen las letras. Lo nuestro, interpreto desde arriba, tiende a ser una demostración de cierta vibración musical que de a poco va gustando.
En Sublime hubo como cien personas. Treinta y cinco, por lo menos, eran hispanoparlantes.
En el conglomerado “homogéneo” al que generalmente se lo llama público, hay hombres y mujeres de entre 20 y 45 años.
Entre ellos, los sudamericanos, hay un ex miembro del Clú del Claun; una profesora de español; un par de pizzeros; una ingeniera de sistemas; una empleada de una casa de artículos para niños; un guardia de seguridad; un árbitro de fútbol de tercera división que además vende cartuchos; un técnico de la más importante empresa telefónica; un actor que trabaja de conserje; una empleada de la embajada de Chile; un vendedor de ilusiones y licores al que llamamos “manager”; una chica chilena que cuida a Alma y otros más que no sé a qué se dedican. Ah, y de una profesora de Educación Física con especialización en natación para bebés y niños que se dedica parcialmente a lo suyo y el resto a su marido y a su hija que la aman mucho.

Había también un par de hermanos argentinos que viven acá desde 1978: uno periodista, el otro guía de turismo.
Faltó un pibe que hace malabares y su novia que estudia psicología.
Tampoco vino un técnico electrónico que trabaja en una compañía que comercializa un software que mide factores climáticos y su esposa que es también docente y enseña español.

Nosotros los de Mamashkanta tenemos diversas ocupaciones:
a)Baterista brasileño desocupado que suele frecuentar cocinas y trabajar en restaurantes.
b)Bajista israelí nato que se desempeña como electricista y sonidista. Lo conocimos tocando en un bar, el Bloom, y se entusiasmó con nosotros.
c)Guitarrista 1 argentino es diseñador gráfico que trabaja en diseño web para la empresa Páginas Doradas locales.
d)Guitarrista 2 argentino es pizzero de forma temporal hasta que calme el temporal.
e)Cantante argentino, periodista y posteador, un servidor.
Entre toda esta mezcla rara de gente se dieron y dan relaciones extrañas. Amoríos breves, otros más largos y alguno consolidado.

En muchos casos, se interactúa tan sólo por contar con un idioma común y, por qué no, un motivo compartido que es un recital de Mamashkanta o un cumpleaños.
Retomando el tema del idioma, hay entre esta pequeña comunidad, digo, se produce entre algunos un intercambio de material en DVD, no tanto de música y mucho menos de libros. En el próximo post, reveladora verdad acerca de Los Simuladores (el programa de TV).
Entre esta gente no hay homosexuales, al menos asumidos, y hay una muy menor interacción con drogas y alcohol.
Hay sí entramados y muchas sonrisas de personas que no se aguantan. Y también actitudes que colman de furia.
No detecto demasiadas discusiones francas. Se evita llegar a conflictos de alto calibre para quizás no sentir desprecio por los demás.
En ese sentido, reina el chusmerío y no es difícil saber de la vida de los demás.
Por ejemplo, hubo un caso en el que sí se rompió el equilibrio y que tuvo de protagonista a uno que viajó a la Argentina y a dos hermanos que le encargaron un ejemplar de El Gráfico (muy demodé).
Resulta que el viajero lo intentó comprar en un par de kioscos porteños pero no lo consiguió y, al ser tan poco futbolero, se olvidó.
Al llegar, fue solicitada la revista pero él no la traía consigo. Se pelearon.
Meses atrás uno de los hermanos había viajado con el viajero a Rodas y ambos habían calificado la experiencia como muy buena, reforzando una amistad que había nacido porque el idioma común los unía.

Yo, particularmente, opto a veces por la cápsula y ya casi no extiendo los límites de mi pequeño imperio a pesar de que chusmeo y me aburro.
Por supuesto que no congenio con todos y que con algunos pocos llego a un entendimiento en diferentes temas.
De política hablo sólo con una o dos personas, de música con tres o cuatro, de sexo con alguno de forma ocasional y de fútbol con, creo, un trío.
De libros no hablo, de tecnología apenas, de trabajo muy por arriba con varios y de cocina con nadie.
La mayoría vive en Tel Aviv y sus ciudades satélites Ramat Gan y Guivataim (Give a time). Algunos tienen autos, otros tienen deudas. Un grupo comparte ambos ítems.
No es mi caso, que no tengo auto ni graves compromisos de pago.

Ojo, me gustaría un carro para poder moverme más por el país ahora que no hay guerra pero por el momento no se da por cuestiones financieras.

Guerriz Año Nuevo

Hablando de la guerra, bueno, se sabe que existe el cese de fuego en el sur del Líbano y que no caen más bombas en ninguno de los dos países.
Hubo condenas de Amnistía Internacional para Israel y Hezbollah.
Dos de los soldados secuestrados siguen en poder de Hezbollah y el otro en manos de integristas palestinos.
Los palestinos, ya acogotados por todos los costados, planean en estos días un gobierno de unidad nacional entre Hamás y Al Fatah.

Acá estuvo Tony Blair y Olmert, primer ministro, dijo que es la hora de retomar la Hoja de Ruta y que estaría dispuesto a retomar las conversaciones de paz con el presidente palestino Mahmud Abbas.
Israel siente la prisa de avanzar en el diálogo antes de que Europa, y en menor medida Estados Unidos, retiren embargos a la Autoridad Palestina y reconozcan al gobierno de Hamás como legítimo por unirse a Abbas en el Ejecutivo.
Esto haría que se destraben ayudas económicas importantes para los palestinos y que Israel empezara a ver cierto poder real vecino.
Hay manifestaciones en la calle pidiendo que se investigue al Gobierno y al Ejército a nivel judicial.
Mañana viernes habrá una tardía marcha de israelíes de origen argentino en los alrededores de la embajada argentina ubicada en Herzlía Pituaj, lugar coqueto por excelencia.
Será para protestar por Quebracho, unas pintadas en Filosofía y Letras y otras manifestaciones rancias.

En otro orden, el Ejecutivo aprobó el presupuesto 2007 que deberá ser revisado y votado por la Comisión de Finanzas del Parlamento y luego por el plenario.
El presidente Moshé Katzav, el “iraní bueno”, suma causas de acoso sexual y ahora de escuchas ilegales y sobornos.
Se acerca el año nuevo y con él la despedida de uno de los años más trascendentes de la última época para Israel.

Si se toma en cuenta que el año judío comenzó tras la desconexión unilateral de la Franja de Gaza, siguió con la fractura de Ariel Sharón con el Likud y la creación del partido Kadima, luego la enfermedad del mismo Sharón, pegadita la victoria de Hamás en las elecciones palestinas, más tarde el acceso de Olmert como Jefe de Gobierno, y finalmente la guerra con Hezbollah y las enormes consecuencia tras la contienda, se comprenderá de qué hablo.

lunes, septiembre 04, 2006

DOS BISAGRAS Y A LA BOLSA

Cuando yo era chico uno de los mayores impactos en mi psiquis semi-virgen fue ir a ver La Guerra de las Galaxias en la semana de su estreno en Buenos Aires.
Fui con mi mamá hasta el centro y allí nos encontramos con mi papá que tenía entradas para el cine Luxor ubicado en Lavalle cuando esa peatonal ni asomaba en convertirse en la Corte de los Milagros en la que la decadencia de la civilización la transformó después.
Entramos, miré un poco alrededor y encontré estatuas egipcias. No recuerdo si eran Cleopatras, Anubis, Isis o Tutankamones pero había algo así e incluso creo imaginar una reproducción de la Puerta del Sol de Luxor.

Eran tiempos en que el helado homónimo le quería quitar el trono al inalcanzable Conogol y donde, debido a la penetración de la publicidad, lo serial o industrial pasaba a ser más cotizado que lo artesanal.
Esto era sumamente notorio en la industria de las cremas heladas ya que yo, pequeño ignorante, prefería en muchos casos el Conogol en vez de grandes helados como los de Il Vulcano de Napoli (Córdoba y Araoz, hoy un outlet de algo), Scanapiecco (Córdoba y Gurruchaga, hoy Scanapiecco fashion para devoradores de Palermo) o Zardus (Asamblea y Riglos, hoy “no sé qué” porque en mi último viaje no anduve por Parque Chacabuco).

Volviendo al cine, nos sentamos, vimos la cola de algún estreno cercano de cualquier tipo hasta que apareció la leyenda “Calificada para….”.
Luego, las fanfarrias de la 20th Century Fox y pocos segundos después la introducción “A long time ago in a galaxy far, far away…” y el logo de la película.
Segundos después, la sinopsis y cuadro de situación en la constelación, apertura del plano al infinito y la nave crucero imperial. Chau al blanco y negro, bienvenido el color y la imaginación al poder.
Allí se me produjo la primera bisagra que yo recuerdo al ritmo de los viajes de algunos compañeritos a Disney World y a la importación de juguetes a precio nada.
Pero el Olimpo quedaba muy lejos, allá en América del Norte.
Tuve que esperar unos años más para sentirme emocionado otra vez, en esta oportunidad con algo casi al alcance de mi mano (o de la de mis papis).

En 1982 se inauguró Interama y el hipermercado Jumbo en el parque Almirante Brown en Cruz y Escalada, Villa Lugano.
El parque de diversiones era algo impresionante, con juegos espaciales, bruscos y para nada modestos. Eran mucho para mí y mi predisposición al mareo fácil.
No me interesaban demasiado y prefería el Italpark, mi mundo de fantasía favorito.
Pero Interama no llegó solo sino con algo que hasta hoy me produce algo: la torre de 200 metros.
Créanme que cada vez que la veía, camino a alguna quinta, Tablada o paseo, me agarraba una emoción que me sacaba lágrimas.
Puede sonar extraño y de hecho para mí lo es aún hoy pero era verla y que me agarrara una congoja dominada mezclada con felicidad absoluta.
Tanto me influía su imagen que cuando detectaba que estaba en algún lugar desde donde podría verla, procuraba cualquier excusa para conocer terrazas y techos.
Desde lo de mis abuelos, en Emilio Mitre y Santander, se veía. Desde el ¡baño! del colegio de mis primos, en 24 de noviembre y Pavón, se distinguía. Desde la terraza de mi tía, en Doblas y Chaco, se percibía.
Ya tenía claro el objetivo cada vez que visitaba alguno de los lugares-observatorios; y no dejaba de hipnotizarme esa figura lejana, gris, como del futuro que finalmente nunca llegó a ser lo que ese ícono me prometía.
Lo que me llama la atención era ese magnetismo ineludible que emanaba y hoy pienso que no debo haber sido el único que desde el silencio adoraba la torre de Interama.
Era el observatorio más alto de la ciudad siendo observado por un pibe de 10 años que volaba de fiebre emotiva.

Mis viejos no entendían mi estado de tilt pero no me criticaban mucho porque supongo que imaginaban que era un síntoma normal dentro de la alineación en la que nos sumergíamos más profundamente año tras año ante las frustraciones económicas propias y el caos rey de la Argentina de fines de los 70 y principios de los 80.
Se usaba mucho la palabra corretaje, sobre todo en mi casa.
Toda esta introducción se debe a que navegando encontré esto: http://www.torreespacial.8m.com
Casi entré a sollozar en el trabajo porque nunca había encontrado una referencia, un testimonio personal, del acceso a la torre.
Me había envenenado cuando todavía en Buenos Aires vi un video de los Babasónicos que tocaban en lo que se había planeado como la confitería de la torre y que nunca fue habilitada como tal. Estaban allí arriba.
Y ahora, con el sitio, la emotividad renacía, refrescándome esos momentos de soledad interior, de autocomprensión que sólo un niño puede lograr sin todavía tener que asumir más responsabilidades que una prueba de matemáticas o hacer un gol para no ser el “raro”.
Me queda todavía la frustración de no haber podido subir nunca y presiento que va a ser una ilusión utópica que nunca cumpliré ya que el Parque de la Ciudad (odio ese nombre burócrata y municipal) está cerrado hace tiempo y ya hay nuevos planes para el complejo.

Tengo miedo, mi primer sueño sin cumplir tiene más vigencia que nunca. Otros deseos prehistóricos como una visita a Epcot Center o poder jugar el Mundial quedaron atrás.
Queda solamente una cuenta pendiente y esa es la visita a la torre de Interama. Me olvidaba de otro de más mayorcito: poder viajar a algún recital de los Stone Roses si es que estos deciden alguna vez reunirse.

Tel Aviv-a récords

En plan de asombrar a Alma, de apenas ocho meses y medio, el viernes nos fuimos al norte de Tel Aviv con la intención de mostrarle algunos animales distintos a Felipa, los perros, los gorriones y los abejorros.
Nos tomamos el 25, colectivo muy xeneize, y nos bajamos en la ribera sur del río Haiarkón.
Este afluente, contaminado hasta las manijas, es un riacho lindo que muere en el mar y nace cerca de Petaj Tikva, en el centro-este del país.

Cuenta la historia que unos años atrás un grupo de atletas australianos cayeron de un puente y debido a la toxicidad del agua se despidieron de la vida en Terra Santa.
Sin embargo tiene mucha vida el Haiarkón.
En un sector hay una jaula enorme donde conviven chivos, bambis, pavos, gallinas, avestruces, liebres, nutrias y las malditas palomas (ratas con alas).
Llevamos lechuga y repollo para las bestias y comenzamos a alimentarlas ante la atónita Alma.
Después de salir del trance, Marina y yo la hicimos participar del feed the beast y la nena flasheó. No lloró, miró todo muy atenta y grabó, espero, imágenes en su cerebrito intensivo.
Después de un rato largo, fuimos a los juegos, saqué unas fotos y nos decidimos por caminar la costa del río hasta la avenida Ibn Gvirol.

Cuando llegamos, cruzamos como para volver a casa pero Maru detectó un lugar de humus y allá nos dirigimos. Riquísimo. Mientras alimentamos a Alma con un postrecito llamado Daniela.
¡Qué fango! Almorzó un postrecito dulce... Pero la pediatra dijo que es muy bueno y que puede comerlo. Encima era todo blanco... aghhhh.
Volvimos a casa y tuvimos un hermoso comienzo de fin de semana que continuó con progresos cognitivos y un sábado de playa alucinante.
El mar estaba salvaje, como nunca lo había visto acá en Israel. Con olas de dos metros y más.
Nos metimos un poco con Alma y la nena grabando y grabando secuencias y sensaciones.
Qué bueno ser el productor de grande éxitos de la persona que uno más ama (al margen de mi amor eterno). Espero no ponerme meloso o kitsch romántico, castrador o demasiado anarco en el momento de manejar la consola cotidiana.

Los ñoquis caseros, camino a la tradición en el cierre del sábado, clausuraron un par de días intensos.
Fue el fin de semana en que Argentina perdió al básquet con España (con esos dos o tres barbudos que parecían los de Les Luthiers).
Uh, me olvidaba. El jueve Alma fue con su papá, un servidor, un server, a su primera marcha.
Fuimos en cochecito a Kikar Rabin a una manifestación convocada por los familiares de los soldados secuestrados. Dicen que hubo 100.000 personas.
Fueron duros los pocos discursos que escuché, todos contra el Gobierno.

Antes de cerrar el post quiero decirle a los que me leen y malinterpretan que si no les gusta lo que escribo que se las tomen. No me fuercen a confrontaciones afectivas porque hay, en algunos casos, un gran afecto y no estoy dsipuesto a rifarlo discutiendo simplezas.
Este no es un diario de noticias, no estoy ejerciendo la objetividad que no existe.

Días atrás algunso me acusaron de fanático, nazionista, avalador de la muerte, victimizado como "mi pueblo", masacravulvas y no sé qué más.
No tengo interés en bajar al llano de una discusión sobre qué es lo que hago aquí. No pido explicaciones, no me las pidan.

Perdón por la agresividad pero me harto de estar bajo la lupa por estar en Israel. Como diria Parrado, “nadie está tan limpio”.

Un beso y una flor mientras se acerca el otoño, el quinto aniversario de la muerte de mi mamá y más atrás el año nuevo.
Ah, y se acercan definiciones.



PD: Entre las efemérides de los últimos días se destaca el 31/8, día internacional del blog. Dicen que hay que recomendar cinco blogs y eso hago ahora como un idiota que no sabe si es verdad esto o es parte de una joda global del próximo día de los inocentes.
-http://guidosmulevichpoesia.blogspot.com/
-http://blogporquesi.blogspot.com/
-http://granjerodejesu.blogspot.com/
-http://lunesfelices.blogspot.com/
-http://www.musicsnobbery.com/2006/08/mani_of_primal_.html