viernes, agosto 22, 2008

OTRA QUE MAUS: RATONES PARANOICOS ANTISEMITAS

Después del inocente y pacato post anterior, revisé mi recién hallada caja de revistas y libros de música.
Pelo, Rolling Stone extranjera, Rock & Pop Internacional, HistoRock, especiales de los Stones, Redondos, Doors, Pixies, Stone Roses, Verve, Velvet Underground y Joy Division.

Una reseña sobre el segundo disco de Ratones Paranoicos, "Los Chicos quieren Rock", me hizo recordar las paranoias de un judío amigo, muy fanático de Israel, el sionismo y todo lo referido al "pueblo elegido".

En su momento, entre 1988 y 1989, el pibe este me había hecho un análisis de varias letras de rock y sus ocultas o casi intenciones antisemitas y veneradoras del nazismo.

En el caso de los Ratones, el paranoico este había analizado lo siguiente para la letra del tema Sucio Gas.

Letra
Vacaciones en hotel, Toneladas de mugre (1)
Ven acá, dice el astro aquel, Alegría en las nubes (2)

Miren ahora a las chicas desnudas, Respirando el sucio gas (3)

Cuantos días de emoción, las estrellas se acaban (4)
Todo llega a su fin, Fue una buena jornada (5)

Miren ahora a los chicos desnudos, Respirando el sucio gas (3)


Análisis paranoico
(1) Hotel o lugar de residencia. Así llamaban los nazis a los campos de concentración para engañar a los judíos. Las toneladas de mugre eran los miles de judíos que llegaban a diario a los campos.

(2) El "astro aquel" es la Estrella de David que invoca a Dios. Alegría en las nubes es la euforia del cielo de recibir el humo de los hornos del crematorio de Auschwitz.

(3) Mujeres desnudas en las duchas de los campos de exterminio

(4) Días de emoción por el éxito de la "Solución Final". Las estrellas se acaban son los judíos que van muriendo.

(5) Todo llega a su fin, una buena jornada. El fin es la muerte, una buena jornada es haber liquidado a miles de judíos por día.

(3) Lo mismo pero con hombres.

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No me pueden negar que el análisis es brillante y que al delirante no se le escapa un detalle. En el momento me reí en la cara y hoy, que me acabo de acordar, me aterra pensar qué otras conspiraciones andará encontrando.

Una mente débil se come el chamuyo del paranoico. Está tan bien argumentado que si Juanse lee esto se desmaya. O por lo ridículo o porque lo descubrieron.

Lo bueno de encontrar mis archivos es que me hacen recordar situaciones y secuencias de hechos que tengo olvidados, en la papelera de reciclaje que nunca borramos.
El motor de la memoria, mi más preciado bien, está en perfectas condiciones. Sólo que el esqueleto y la voluntad lo tienen que aceitar.

Diga usted: ¿Tiene algún análisis propio o particular de esos que se hacían hasta que Xuxa pactó con Satán? Lo invito a mandármelo y a descifrarlo juntos.

Los saludo con un Shalom Shalom, cargado de sandías. Cortesía de Ferna Martigná.

PD: Me cago, no encuentro ni video ni audio de Sucio gas para pegar en el post. Se aceptan links o códigos.

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miércoles, agosto 20, 2008

RICHARD CLAYDERMAN NO ESTUVO EN MALVINAS

Sigo revolviendo cajas de revistas y diarios que leí dos mil veces. Siempre le encuentro un placer especial a la relectura y a veces me seduce ver avisos publicitarios o críticas de libros, películas o discos.

El último hallazgo es una serie de revistas Gente, Somos, La Semana y Siete Días de la misma época: de abril a junio de 1982.
Cada revista me pone en un lugar más incómodo y si bien no siento ira me planteo cuán displicente puedo ser yo en mi trabajo periodístico.Yo no hago periodismo de investigación y últimamente edito más de lo que escribo pero me replanteo hasta dónde quiero o no ir a fondo con ciertos temas.

El dogma me lleva a sentir la no siempre válida obligación de denuncia fundamentada. Pero yo no investigo actualmente, no busco verdades ocultas más allá de vetas de personajes o curiosidades cotidianas.
Ojo, vivo tranquilo, como cierto ingenuo pelotudo, hasta que encuentro estas revistas cobardes y mentirosas que mitificaban la Guerra de Malvinas como la epopeya de Gilgamesh a su inmortal héroe.

Qué manga de hijos de puta los periodistas de esas revistas, cómo mentían los mierdosos esos…
Entrevistaban a pibes arengados por lo épico de la batalla antiimperialista, que habían bajado naves inglesas a pulmón por la simple y (noble) idea de la soberanía.
Comparaban los barcos ingleses de prisioneros con los barracones de Auschwitz. Para las infamias hay niveles también.
Apuraban inverosímiles teorías sobre imposibles victorias que el tiempo se encargó de revelar como delirios muy maliciosos.

La malicia acá, en estas publicaciones, es la complicidad absoluta y obsecuente con el Gobierno militar.
Había miedo, perfecto. Hubo miles y miles de desaparecidos, correcto. Amenazas, bombas y nula libertad de expresión, también.
Pero no podés entregar tu escasa dignidad a la infamia, jugarla de patriotero y pretender evangelizar al mundo lector con falacias tan macabras como inciertas.

Les mintieron a la masa que los leía. Les escupieron la cara. Cuando vieron que se perdía hasta los calzones empezaron a armar especiales sobre la derrota, la caída de Puerto Argentino, el golpe interno que sacó a Galtieri del Gobierno y la negativa de Ricardo Villa de volver a jugar al Tottenham. Y cobraron guita por ello, y le dieron de morfar a sus pibes.

Andá a laburar de pizzero, rescatáte, exiliáte o resistí pero no me hagas esto que acá nadie se salva, nadie es bueno. Pero tampoco tenés que ser el macho cabrío.

No descubro nada, no hago manifiesto fácil para ganarme a un lector. Me chupan un huevo.Escribo bruto lo que me pasa al reencontrarme con estas porongas que llevo de lastre de allí para acá.

Esas revistas me molestan, las quiero tirar. Pero a la vez son tan nazis, tan hijas de puta que conforman un testimonio único de una época en que los medios más populares eran tan serviles que deberían haber pagado precios mucho más cargos que acusaciones de lobbistas y quiebras estruendosas.

La Semana, Siete Días y Somos no existen más. Gente es un cadáver que tienen la maldición de la inmortalidad y se salva mostrando culos astronómicos.
Lo que tarda el periodismo en depurarse, por dios.

En otro orden, me ofrecieron entrada gratis al próximo recital de Richard Clayderman, que visitará Israel en septiembre. No me tienta y a la vez sí.
Hablando con mi cuñada, ella me decía que Clayderman era el ídolo de las mucamas porque era rubio y de tez rubia.
Y me instó a preguntarle el genial disparate a Clayderman si es que surge una oportunidad de entrevistarlo para los medios que edito.

Divagando, se me ocurrió pensar cómo un pianista romántico pudo conquistar el mundo de tal manera sin que existiera el absoluto fenómeno de la globalización con su arma letal llamada Internet. La radio, la tele, la gráfica, ok.
Pero pregunto porque yo no lo recuerdo: ¿Acaso las radios o la tele pasaban mucho más que un tema de Clayderman? ¿Alguien recuerda haber escuchado en la radio dos temas instrumentales seguidos y que estos sean del mismo autor? ¿Alguno conoce otra canción del pianista rubio que no sea Balada para Adelina?

Si lo entrevisto, le tengo que preguntar cómo hizo para ser el rey.Una curiosidad: consulté a diez personas acerca de la nacionalidad de Clayderman y nueve me dijeron escandinavo (sueco especialmente). La que resta me dijo “como los de ABBA, austríaco”.

Sin consultar Internet: ¿Se anima a arriesgar el país de origen del ídolo de las mucamas?Hasta la próxima con Cerdos & Peces, Revolver, Pelo e HistoRock que aparecieron en la mitad de otra caja.

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sábado, agosto 02, 2008

Medio año importa un choto

Tomarme poco más de medio año para retomar el blog y tratar de retomarlo es nada más que la dura realidad representada en el escaso tiempo libre cerebral para sentarme a escribir algo que me parezca que deba escribir en este espacio.

Acumulo ideas y pensamientos, frases en papelitos que van siendo fagocitados por el desorden y la actualidad. Sinónimos de la vida moderna.

Revolviendo cajas y bolsas encontré todos los ,diarios Clarín de la Guerra de Malvinas que mi suegro fallecido en 1986 juntó con devoción, quizás para guardar un testimonio de la infamia o tal vez para preservar la única guerra argentina del siglo XX. Y la última que tendrá con un enemigo externo. No lo sé, nunca conocí a mi suegro.

Volviendo a lo "superficial" de encontrar un diario viejo, con los Clarín añejos retomé mis hábitos de volver a leer el diario como cuando era un pibe y empecé con Deportes donde todo era Menotti y la selección antes y durante el Mundial 82, Vilas y Clerc, el box de Laciar y Sacco, el Lole en retirada y el San Lorenzo de Lorenzo en la B.

Testeándome a mí mismo, hallé que conocía a muchos más jugadores de los que creía. Y vi qué equipos jugaban en el Nacional y me sorprendí.

Después de Deportes fui a Internacionales -desde que leo el diario, le pongo ganas a esa sección- donde lo que dominaba eran las guerras Irak-Irán y la del Líbano de Israel contra la OLP.
Acá me detuve un poco para tratar de comprender aquella coyuntura con ojos clarinescos.

En esa época existía el mito de que el "Gran Diario Argentino" se financiaba con capitales árabes. No lo sé ni sé si alguien lo sabrá pero sí es evidente la parcialidad contra Israel.
Es cierto que esa guerra fue un calambre para el país pero es genialmente antiperiodística la cobertura -hecha con cables y notas de Le Monde- que se hizo del conflicto.

Siguiendo con el orden de lectura, fui a los chistes y recordé cuán bueno es Crist. Hay una serie de chistes de paisanos hablando de la modernidad que me hizo reír.
Con humildad debo reconocer que descubrí a Teodoro & Cía. del fallecido Viuti. Se ve que en esa época, las intrigas oficinescas y la ironía sobre una rutina que no era la mía no me llamaban la atención.

No es una tira irónica con el mismo humor que la MAD en español -que entonces mi viejo me compraba- y las relaciones humanas que retrata estaban lejos del alcance de mi comprensión.

Entre los diarios ubiqué el de mi cumpleaños que coincidió con la visita del papa Juan Pablo II a Buenos Aires en plena Guerra de Malvinas. Y recordé algo impar.
El 12 de junio de 1982, sábado, yo cumplía diez años y a la noche mis viejos hacían una reunión en mi casa. Amiguitos varios, padres de amiguitos, primos, tíos, abuelos y amigos de mis padres.
Pero a la tarde, como muchos sábados, estaba jugando a la pelota con vecinos del edificio y de la cuadra en una calle Julián Alvarez que parecía no haber sido descubierta por el gran público.

En medio de un partidito de tres contra dos o algo similar, llegaron los mayores Don Carlos y Tita, dueños del 7° B y mandamases del consorcio. Bajaron del auto y nos saludaron.
Saludo de rigor y de golpe la viejita se emociona y nos cuenta que fueron a ver al Papa.
En pleno paroxismo religioso, me dice: "Yo sé que vos no creés pero vení, vení y besá el rosario así tenés paz vos y tu familia también".
Cagadísimo, voy y beso la cruz navegando un mar de dudas respecto del acto que estoy haciendo y no debería hacer. Yo que sabía de diálogos interreligiosos...

Pasada la hora de la siesta, volví a mi casa a bañarme y merendar. Le cuento el episodio a mi mamá que me dice que "nunca más tenés que hacer lo que no querés o lo que no debés".

Mi mamá, más judía que Abraham, de chica entró en crisis y quiso ordenarse a monja. Mis abuelos, luchadores de la Shoá, la sacaron cagando y ella reaccionó y permaneció enmarcada en el judaísmo cultural, conservador y social.

Sin embargo, en mi barrio había varias iglesias a las que mi vieja me llevaba a visitar por su propia necesidad de paliar su voraz curiosidad: Nuestra Señora de la Consolación (Católica Apostólica Romana) y San Jorge (copta) sobre la entonces Canning en proceso de mutar a Scalabrini Ortiz, y la San Gregorio Iluminador (en la calle Acevedo, virando a llamarse Armenia).

Las cruces que veía ahí adentro eran diferentes entre sí pero similares a la del rosario de Tita que hechizado besé. No entendía nada.

Esa duda se evacuó cuando cumplí 13 años y la gloria y majestuosidad del Bar Mitzvah erradicó cualquier tipo de dudas. Pero para entonces faltaban tres años, la derrota en las Islas, la democracia que volvía y el ingreso a la escuela secundaria.

Ya me aburrieron estos diarios. La moral periodística me impide tirarlos a pesar de que en Tel Aviv no tengo motivos para conservarlos.

Los quiero regalar, donar o enchufar pero no tengo mucha creatividad. ¿Se les ocurre alguna idea? Interesados comentar abajo.

Si 25 años no son nada, menos lo es medio año sin escribir. Volviendo estoy.

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