miércoles, junio 03, 2009

EN VIVO Y RUIDOSO

Unas semanas atrás llegué a mi casa de un paseo con Alma y en la manija de la puerta del departamento, cual cartel de "No molestar", había colgado un instructivo alarmante.

El mismo tenía una mapita de Israel dividido en zonas coloreadas con matices del rojo hacia el amarillo aunque había algún violeta y dos verdes.

En el recuadro de referencias, los puntos de colores indicaban la recomendación de cuánto debería tardar una persona en ingresar a un refugio o cuarto protegido desde que comenzara a sonar una sirena advirtiendo un ataque con cohetes.

Aterrado y mecanizado, leí que todo Tel Aviv tiene 120 segundos para resguardarse y esperar el o los impactos.

En dos minutos no llegas ni a pensar. La nena, mi mujer, agua, la billetera, el teléfono, peine, pañuelo y si estás en bolas un pantalón y si es invierno una camiseta.

Salvo los dos primeros artículos, el resto debe ser negado automáticamente. Ni siquiera las joyas o los muñequitos de la Guerra de las Galaxias podés rescatar. Ni la kipá de Boca ni la palm ni el cortapluma de mi abuelo.

Lo peor de todo es que cuando ví el papelito me comencé a olfatear algo raro. Soy muy vivo yo.

Dos semanas después del volantito en la puerta se comenzó a difundir que el martes 2 de junio iba a haber un ejercicio nacional de seguridad y que todos los habitantes de Israel debían actuar al escuchar la sirena.

Inmediatamente decidimos con mi mujer que ese día no mandaríamos a Alma al jardín. Pecado o no, se van todos a la concha de su hermana. Del terror la protejo yo, inmaduro, pelotudo o acertado.

Ya una vez me mandé la cagada de dejarla en el jardín luego de haberme enterado de la existencia de un paquete sospechoso a 10 metros de la puerta y que la policía hizo estallar sabiendo que se trataba de las "pertenencias" de un homeless.

Desde ese día quedó traumada por las explosiones y así nos perdimos varios festejos urbanos que incluían magnánimos fuegos artificiales.

Retomando, ese día Alma se quedó en casa con nosotros. Cada uno laburando en lo suyo. Se hicieron las 10.50 y comencé con la ansiedad.

10.52 - Alma en su pieza y mi mujer jugando con ella
10.53 -Voy a la ventana del living, miro para afuera, todo normal
10.55 - Me sirvo un vaso de gaseosa con hielo y voy a la pieza de Alma donde todo sigue igual
10.56 - Me tragué de un sorbo la gaseosa y pienso que en cuatro minutos nos tenemos que encerrar en el baño porque es la zona más protegida de la casa
10.57 - Ya no paro de caminar, mirar por todas las ventanas, comiéndome el film de que va a haber un ataque en lugar de un simulacro.
10.58 - Se me ocurre una idea: grabar la sirena en mp3 para usarla de intro de un tema mio que está en desarrollo.
10.59 - Después de probar que graba, pongo el aparatito en la ventana que tengo en el lavadero y espero.
10.59 - Estamos todos parados en el living. Esperando.
11.00 - El nefasto ulular invade cada nervio y en vez de escondernos en el baño, irresponsablemente, argentinamente, humanamente, nos quedamos mirando la ventana a ver qué hacen los demás. Vemos bicicletas pasar como si nada.
11.01 - La sirena no para. La duración sería de 90 segundos. Yo dominando los nervios para no quedar como la gallina de la familia.
11.02 - El sirenazo pasó. El sistema nervioso se va acomodando. ¿Qué es lo que se vendrá ahora que ya tenemos el volante con las instrucciones y ya participamos del simulacro?

De mi mamá heredé la intuición, el sentido de la justicia y el terror por las sirenas. Ella, que había llegado a los tres años a Argentina desde la Europa posguerra, de chiquita se escondía debajo de la mesa cuando pasaba una ambulancia, un patrullero o los bomberos.

Un psicólogo marketinero le había dicho que se debía a un trauma prenatal producto de los bombardeos alemanes con sus Stukas. Verdad o no, todos compramos. Estaba muy bien guionado y a los guiones buenos nadie se les resiste.

Yo no tuve nunca una reacción tan gráfica. Siempre me la morfé pero ahora que soy padre me gustaría irme abajo de la mesa con Alma y encontrar ahí el abrazo de mi vieja diciéndome cosas lindas, riéndose con nosotros de la situación.

Mientras espero que vuelva mi amigo Román de Eilat -Román, sí, el que había suspendido el viaje por la operación contra Gaza en enero- publico este post después de largo tiempo.

Quiera el destino que no haya más jaleo este año. Y que la queja del verano sea el calor y no el dolor.

No es cobardía. No. Es miedo.

Mother I tried please believe me,
Im doing the best that I can.
Im ashamed of the things Ive been put through,
Im ashamed of the person I am.

Isolation, Isolation

Joy Division -Isolation


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