NEIGHBORS NEIGHBORS NEIGHBORS
¡Ajuuuuum!
Gran onomatopeya para el día de descanso.
Linda madrugada, relajadora, con mi mujer re-sintonizados, escuchando música, reencontrándonos tras una semana movida y Alma que se durmió casi sin problemas, salvo un resfrío que arrastra y que a veces la convierte en el Miki Moko (Slime! It's Alive!) más alto del mundo.
Alguien me decía ayer viernes que Hamás y Hezbollah no son lo mismo y que "Israel está matando a los palestinos porque perdió con los libaneses y ahora se está vengando de esa derrota en 2006".
Yo le explicaba que si bien el Topo Gigio y Xuxa no eran lo mismo, ambos cantaban y hablaban con "acento" y su objetivo era entretener a los niños.
Es decir, ambas organizaciones tienen el mismo propósito -eliminar a Israel y a los judíos, mezclando religión con Estado- pero no comparten un ethos.
Unos son libaneses, los otros son habitantes de los territorios y sus herederos. Por más que estén viviendo como refugiados en el Líbano, los palestinos son palestinos y tan claro está que tienen sus propias organizaciones armadas allí, que si bien no responden directamente a Hezbollah, coordinan con este grupo sus acciones.
El consejito de la semana
Como se sabe, la mayoría del mundo árabe no reconoce la existencia del Estado de Israel. Pero no todos quieren matar a los judíos.
En el Siglo de Oro español, judíos y moros vivían no sólo en armonía sino también en interacción.
Esto se podría replicar hoy si se entendiese que el enemigo es a veces nuestra propia determinación de negar algo, de rechazar la autocrítica y de soslayar las crisis de liderazgo o el accionar de aquellos que democráticamente o no dirigen a sus comunidades y pueblos.
Hay dos factores claves aquí: ni Israel ni nadie va a ganar la guerra con el terrorismo (Hamás, Hezbollah, Al Qaeda, Yihad Islámica, Al Fatah, los de Bombay, los de Bali, los de Tokio) pero Israel debe entender que tiene vecinos difíciles con los que hay que interactuar, más tarde o temprano.
(¡Upa! Hace cinco minutos sentí un ruido en el livnig y era mi hija roncando que se quedó dormida viendo Shrek (Eshrreck, según el doblaje ibérico). Fui busqué una mantita, la tapé, le puse unos almohadones en el piso por si soñando se cae del sillón y la acomodé un cachito. En eso, sigiloso, moviéndome como un ninja torpe, pisé un chichito con forma de pancho y casi me fui a la mierda. Rompí el panchito, desperté a Alma, excelente Man. Mimo, canción y suspirito, vuelvo a la máquina con la taquicardia de aquel que sabe que en algún momento la va a cagar aunque pelee contra eso.)
Decía, Israel tiene que entender que entre los vecinos hay algunos más trancas que otros y que el gordo macanudo de planta baja (¿por qué en general los gordos viven en las plantabajas con patio?) no es igual que la pareja de viejos del 3° ni que el servil del portero que le chupa la media a la titular del consorcio que enseña Educación Cívica a los del edificio pero se chorea una diferencia con los productos de limpieza.
Así, con inteligencia y equilibrio, debe hablar con todos y cada uno cuando haga falta. Y aceptar reclamos a cambio de seguridades. Si le ponen mierda en el picaporte y cortan la luz del pasillo, debe sentarse a negociar el por qué ocupa el cuartito de herramientas de la terraza.
Israel tuvo la oportunidad de sentarse a hablar con Hamás y hacer quedar mal a Hamás por rechazar esa posible iniciativa de diálogo pero no lo hizo. ¡Qué error!
En cuanto a los palestinos, bueno, una descripción. Ellos tienen que ponerse de acuerdo en lo que quieren, cómo lo quieren y la manera de conseguirlo. La independencia es viable, mucho más que la de los vascos, pero eliminar a los judíos, es inviable.
El judío aprendió la lección de defensa. Ya no hay masas de corderos con piyamas a rayas entrando a las duchas y saliendo por la chimenea. Y no las va a haber jamás porque ahora la consigna es no dejarse matar.
Israel va a seguir existiendo a menos que llegue el Armaggedón o que le tiren tres bombas nucleares. Así y todo, los judíos sobrevivientes del mundo, querrán volver a Israel y refundar la nación del Pueblo Judío. Así pasó, así pasará.
Los palestinos tienen que comprender eso e "intuir ya" que a Israel le importa tanto su supervivencia y desarrollo como al Bambino los pendejos. Cuando los palestinos integristas tiren cohetes o revienten un bondi, va a caer sobre ellos la furia militar. Hoy, Gaza es el ejemplo más a mano.
En síntesis, hay que aprender a convivir con las mierdas del otro pero principalmente depurando la basura interna. Y esto, que alguien me lo niegue, es lo más difícil del mundo. En la alquímica combinación de ignorancia, resentimiento, envidia, la frustración y el engaño propio y ajeno se logra una sola fórmula: el odio ciego, el accionar automático en dirección al mal.
El mal de uno no es igual al del otro, pero ambos son males. Uh, qué bardo, no sé si zafo de este silogismo.
Yo estoy bien hoy, tranquilo y descansado, y casi seguro que esta semana habrá un alto el fuego. No sé cuántos más morirán pero sí sé que se evitará la muerte de cientos más.
Quedan tres días hasta el martes 13 -toca Mamashkanta esa noche, contra viento, piedras, drapies y cohetes- y mañana domingo ensayamos. Eso, más la esperanza del cese de fuego, ya me alegra la semana.
Me voy a torrar el siestón que merezco. ¡Zrönkies!
Sábado en mi cama
Sábado en mi cama
Y si te invito a jugar
me dirás que no
me dirás que no
Y si te invito a dormir
me dirás que no
me dirás que no
El mató a un policía motorizado
Etiquetas: Al Qaeda, Fatah, gaza, gigio, guerra, hamas, hezbollah, Israel, judios, libano, mamashkanta, man mariano, xuxa, Yihad islámica