YOU DON'T KNOW THE POWER OF THE DARK SIDE!

Esta mañana de martes, un cohete Grad cayó en la ciudad de Ashkelon. El primero de su tipo lanzado desde Gaza contra Israel desde los ceses del fuego.

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La noche pasada soñé otra vez con un cohete.
La secuencia es siempre similar, yo estoy o al aire libre o cerca de una ventana, escucho un ruido, miro al cielo y veo la estela blanca que va dejando un misil que se aproxima desde la distancia hacia la ciudad en la que estoy yo. O la pasa por arriba y veo el hongo o explota cerca y puedo ver el desmadre que hace sin sufrir un rasguño.

En el sueño de ayer veía al proyectil desde la ventana y en ese momento recuerdo que me preguntaba cómo era posible que los sistema de defensa no puedan abatir al cohete en el aire. Porque éste venía de lejos, ponéle un Irán.

El bicho explotaba y yo bajaba a ver y veía un montón de personas muertas, ordenadas perfectamente de forma circular como circunvalando el cráter que hubiera hecho el misil. Sin embargo, extrañamente, no había cráter. Después no recuerdo mucho más.

Entiendo que alguien me pueda decir que no sea otario, que los cohetes caen en el sur de Israel y en Gaza de forma cotidiana. Bueno, esas acciones y mi profesión que no me permite alejarme un ápice de la realidad, operan en mi espacio onírico.
Sin comparar, el cohete explota en mi cabeza.

Días atrás publiqué un post en el que reclamaba venganza contra los antisemitas violentos. Escribí que quería ver a antisemitas sangrando y que quería ir a cagarlos a trompadas. Líneas más abajo de la declaración de guerra, a pesar de que me hice cargo, reconocí el desborde.

Este post trascendió la virtualidad y recibí un llamado de un allegado que con claridad expuso por qué estaba en contra de algunos conceptos del post. Me sorprendieron algunas de sus razones porque me hicieron repensar fragmentos de lo escrito.

Finalmente le expliqué que en el post había vomitado la bronca sin destilar. Que no era ni soy especialmente revanchista y que había mandado un exabrupto producto de la calentura. Terminamos la charla de forma muy amable. Con aprecio mutuo.

Pero por otra parte, recibí un comentario -publicado en http://www.semana.co.il/article/title/haga-patria-eduque-a-un-antisemita-002427/- que me ofendió.

Allí el lector me pide madurez, me llama adolescente e ignorante y me dice que mejor que decir es hacer. Me acusa de ignorante y equipara al antisemita con mi proceder.
Dice que la nota es de baja categoría y sube la apuesta: insinúa que el post es una mierda.
Y termina diciendo que estima que no me ofenderé porque soy un tipo con "cojones". Sí, entre comillas lo escribe.

Al estimado lector le quiero decir algo. Maduro estoy, adolescente no soy y no me considero un ignorante aunque siendo periodista el axioma dice que los del rubro sabemos un poco de mucho y nunca mucho de algo.
En esa línea, le digo al lector que acepto su crítica y reconozco el punto al que enfoca. En frío, hay cosas que creo no se deben decir de una manera tan llana.
Sin embargo, no acepto las descalificaciones personales que me aplicó. No por un post. No por una diatriba.

Al mismo le quiero responder que tal como él dice, la nota no es de una categoría elevada, sobre todo la segunda parte de la misma en donde hablo de la revancha y etc. Puede ser que sea una mierda para él pero para mí, repito, fue un vómito. De todas maneras, ambas son excreciones.
Yo no me debo al lector pero quería dejar claro que el malestar que le causó a varios el post en cuestión no fue intencionado. Fue como si hablara en voz alta en un momento de calentura extrema.
Vuelvo a hacerme cargo de lo que dije. Lo dije mal y pronto. No me arrepiento de haberlo hecho, por algo éste es mi espacio.

Respecto a si tengo cojones entre comillas o sin ellas, es una cuestión relativa. Depende para qué, los tengo. Para no bancarme una ofensa profunda, de un antisemita violento o de un lector preportente, sí. Absolutamente.
Porque ofender y descalificar es gratis, como dice Martín desde Madrid.

Estimado lector, te pido moderación en tus reacciones porque si yo me convierto en lo mismo que el antisemita al que quiero cagar a palos, vos, con tus formas, te convertís en los mismo que yo. Y no queremos eso, ¿no?

I am he
as you are he
as you are me
and we are all together
See how they run like pigs from a gun,
see how they fly
I'm crying.

The Beatles


-Me vas a venir a chupar los huevos...
-¿Vos tenés huevos, maricón?
-¡Sí!
-Metételos en el orto.

Dr. Tangalanga

SHOULD I STAY OR SHOULD I GO

Hoy si me sentí ahogado, tanto o más como en 2006. Encima el blog salió en la *tele de Argentina.

Los cohetes de la mañana, la muerte de los soldados, el camión de la ONU, más palestinos civiles muertos... ¿Qué carajo hago acá? ¿Por qué?

Si yo me fui de Argentina porque no me aguantaba ni a mí mismo ahí, ¿qué me pasa ahora?
Ni una esquirla llegó a Tel Aviv pero yo tengo un mal presagio. Tengo miedo. Me gusta el país, me siento cómodo cuando la comodidad no está en guerra, me gusta la comida. Pero estoy mal.

Y si cayera un misil, qué hacer. Y mi mujer, tan hermosa, y mi hija, la más purita... me empiezo a preguntar si lo que me molesta me terminará por sacar de otro lugar.
Una vez me pasó, dejé todo y me vine acá porque así lo quise. Y ahora, ¿qué quiero?

Esa duda del inmigrante burgués, de que puede volver al lugar de donde se fue. ¿Y qué representa Palermo para mí hoy? Ni quiero pensarlo.

Quiero tocar con mi banda el martes y que haya un cese del fuego. Quiero que la impresora nueva que me compré ande bien y sacarle el maleficio de un mufercho que me la enfangó y que mi suegra no se pierda en Frankfurt.
Quiero tener otro hijo. Y esta vez lo quiero varón.

Pero quiero que esto se termine mañana. Después del mañanero.

No quiero que me acusen más de asesino, usurpador, criminal de guerra e hijo de puta. No soy nada de eso aunque puedo ser a veces un poco demonio, pero nada como para compararme con un nazi. Me sensibiliza in extremis.

Yo sí aprendí de los nazis, Hamás no. Hamás no quiere nada de lo que yo quiero. Quiere un estado, sí, pero quiere pavimentarlo con mis huesos. Y mirá que yo vine en 2003.
Ah, no importa, para Hamás hasta los árabes israelíes son traidores.
¡Qué códigos tiene Hamás! Esos son hombres. Ejecutan a sus hermanos, se escudan en civiles.
No puedo estar explicando lo que pienso de Hamás todo el tiempo.

Son las 00.56 y estoy haciendo tiempo para llevar a mi suegra al aeropuerto. La noche está tranquila. Vamos en taxi. No estaremos taaaaaaaaan lejos de los cohetes...

Saben, soy un pelotudo. Me muero de ganas de sentir la alarma, de sacármela de encima. De refugiarme y de ir a ver los restos del cohete. Mis amigos en Ashdod, Beer Sheva y Ashkelon ya están acostumbrados. Sí, acostumbrados a la mierda de la guerra. A la mierda, bah.

Cuando yo me di cuenta de que estaba no sólo acostumbrado sino que comía mierda, me fui de mi país.
-Oiga, usted, el de anteojos
-Sí
-Venga, el plato está servido.
-¿Ah, sí? ¿Qué se sirve hoy?
-Mierda, querido, qué esperaba.

La pucha, si hay algo que se globalizó es la mierda.

Me voy a clavar ya mismo un café con leche con galles o si no me duermo y perdemos el avión.
Acá, mientras termino, se ronca por tres y tiemblan las paredes. ¡Good Zrönk!


Vamos a ver, a ver la tele
que a la vez nos educa y entretiene
Son las 10 y hay que irse a la cama
para despertar temprano en la mañana
los niñitos vamos a descansar
y los grandes viendo tele seguirán.

Topo Gigio


*Bueno, estoy sorprendido y emocionado. No llorando, desconcertado, contento. Me dicen varios neo-lectores que el blog salió en Telenoche. Yo les digo gracias por leer el blog.
Les mando un saludo y créanme que hay mucha, pero muchísima gente peor que yo y que no se anima, no puede o no sabe qué hacer para paliar la angustia. En Israel y en Gaza.

Cese del fuego YA.